lunes, 30 de agosto de 2010

Flor de Mar



Näutia era una joven hermosa y alegre que vivía en la isla de Taathra en tiempos de la paz de los 1000 años, antes del cataclismo que la hundiera en el mar.

La gente de esta isla hizo leyenda por su habilidad para la pesca y su conocimiento del mar, se dice incluso, que el señor de las aguas los tenía entre sus favoritos.

Näutia y su familia se dedicaban a la confección de redes, la doncella tenía especial destreza para tejerlas y todos los pescadores pagaban bien por las redes que confeccionaba pues tenían la creencia de que la pesca era siempre mejor cuando se usaba una red tejida por Näutia debido a la alegría y belleza de la chica.

Todos los días, antes del amanecer, Näutia gustaba de pasear por la playa y cantar al viento para despedir a los pescadores que embarcaban a la jornada de pesca, su voz era tan hermosa y entonada, que los pescadores zarpaban alegres y todos sus temores se disipaban.

Sucedió que en el verano una tormenta arrojó a un naufrago en la playa, inconsciente y casi muerto fue auxiliado por los pescadores quienes curaron sus heridas y le dieron agua dulce, el hombre deliró por varios días hasta que despertó.

Una vez consiente, el hombre explicó a los pescadores que su nombre era Múbilus, comerciante de animales que había sido victima de un motín y arrojado al mar dos semanas atrás frente a las costas de Debraham.

Múbilus era un hombre poco común para la gente de Taathra, su piel era morena en un tono ocre que jamás habían visto, el cabello negro le caía hasta la espalda y era casi dos veces mas alto que la gente de la isla, tenía un carácter tranquilo, tal vez demasiado melancólico para los alegres pescadores pero logró llevarse bien con ellos.

Cuando estuvo del todo repuesto se ofreció en agradecimiento a todas las atenciones, a prestar ayuda con la pesca, así que al día siguiente se presento en los muelles listo para trabajar.

Cuando el barco se hizo a la mar resonó en la costa la voz de Näutia, despidiendo a todos los hombres. Al escuchar la voz Múbilus se puso de pié y corriendo a la popa del barco aguzó la mirada para ver de que se trataba, su rostro se había tornado pálido y pregunto a los pescadores que clase de hechicería era esa, ellos le explicaron de quien se trataba y que era la costumbre que cantara todos los días al principio de la jornada, Múbilus quedó impresionado con la voz de Näutia.

Cuando se encontraban en mar abierto, Múbilus pidió a los pescadores que soltaran todas sus redes al mismo tiempo, los hombres se vieron unos a otros extrañados, pero lo hicieron para complacer al extranjero, Múbilus se acostó en la cubierta con medio cuerpo sobre el mar.

En un principio pareciera que acariciaba las olas con las manos, después comenzó hablar en una lengua que no alcanzaron a comprender, de pronto las aguas empezaron a agitarse y a llenarse de los chapoteos de miles de peces que acudían a las redes, los pescadores apenas pudieron sacarlas pues estaban repletas de pescado con temor a que se desgarraran, cuando hubieron acabado y toda la pesca se encontraba en cubierta, asomaron entre las olas las cabezas de tres ninfas con ojos de nácar, saludaron cariñosamente a Múbilus y en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron.

EL hombre explicó que en sus incontables viajes por los mares se había hecho amigo de las ninfas y que estas le debían ya algunos favores, por esa razón habían acudido desde el fondo del mar a ayudarlo.

Los pescadores no podían creer lo que habían visto, es sabido que las ninfas son creaturas escurridizas y difíciles de encontrar, sin embargo acudían al llamado de este extraño hombre.

De vuelta en la isla la voz se corrió rápidamente y el pueblo entero se asombró ante la proeza ocurrida.

A la mañana siguiente Múbilus madrugó y se apresuró para estar en la playa antes que nadie, quería ver a la chica de la hermosa voz. Se sentó a esperar mientras las olas rompían en la costa y justo antes del amanecer apareció Näutia vestida de blanco, el mismo sol se apresuró a asomar por el horizonte para escuchar a la joven. Como el vestido de Näutia, las notas hondeaban en el viento.

Mübilus quedó congelado por la imagen de la chica y cuando ésta estuvo a su lado se miraron durante horas mientras ella continuaba con su canción. Näutia y Múbilus se enamoraron en ese momento, solo el mar sabía que estarían juntos por la eternidad.

Al día siguiente el pueblo le pidió a Múbilus que los llevase una vez más a pescar, y de nuevo las ninfas acudieron a ayudar al moreno.

Los días transcurrieron, Näutia y Múbilus se casaron y construyeron una choza junto a la playa, todos los días Näutia cantaba, ahora para Múbilus mientras este llevaba a los hombres de pesca para recibir el auxilio de las ninfas. Pero los espíritus del mar son caprichosos y nunca se sabe cuando pueden cobrar los favores que otorgan.

Estando las ninfas tan cerca, llegaron a escuchar la voz de Näutia y la vigilaron durante varios días, envidiando su hermosa voz. Una mañana, mientras ella cantaba desde la costa al barco que tocaba ya el horizonte, se le acercaron y en un suspiro robaron la voz de la joven para llevarla con ellas al fondo del mar.

Lejos de allí, los pescadores esperaban que las ninfas acudieran al llamado de Múbilus, pero esta vez no hubo respuesta, el hombre levantó su voz llamando a las ninfas en su lengua, pero solo respondió la suave vos del mar y la brisa.

Cuando regresaron con las manos vacías se encontraron al pueblo entero escandalizado ante las palabras mudas de Näutia que lloraba un llanto hueco y desgarrador, cuando la joven explicó con señas lo que había sucedido, Múbilus lanzó un grito ensordecedor y sin mirar atrás se lanzó al mar en busca de aquellas que habían robado la voz de su esposa.

Pasaron los días y Múbilus buscó en los oscuros abismos del mar sin encontrar rastro de las ninfas ni de la voz de Näutia.

En la isla los días pasaban y Näutia no pudo esperar más, así que decidió ir a buscar a su esposo. Los pescadores la previnieron de las ninfas, si no tenía cuidado podía caer presa de ellas y nunca regresaría, así que urdió un plan, tejería la mejor red que jamás se hubiese visto y buscaría a las ninfas, llegado el momento se acercaría con sigilo para tenderla sobre ellas y así evitar que escapasen, después buscaría a Múbilus, recuperaría su voz y regresaría a casa. Convencida e su plan Näutia tomó un bote y se perdió en la inmensidad del mar.

Jamás se le volvió a ver, ni a ella ni a Múbilus, cuenta la leyenda que Näutia bajo al fondo del mar y en las aguas mas oscuras encontró a las ninfas, habían hecho prisionero a Múbilus y jugaban con la voz de Näutia haciéndola rebotar en los insondables pozos del piso marino. La joven pudo acercarse sin ser vista gracias a la oscuridad de las profundidades y cuando estuvo cerca arrojó su red para aprisionar a las ninfas, pero estas fueron mas rápidas y se apartaron, la red cayó sobre Múbilus y la voz de Näutia que iba de un lado a otro, las ninfas aprisionaron a Näutia con su propia red junto a su amado y los encerraron enredados en un torbellino marino durante muchos años.

Fue así que con el tiempo, la sal del mar fue solidificando la red y a los amantes dentro condenados a girar y girar por la eternidad. El señor de las aguas se apiadó de ellos y en un acto de misericordia los liberó de su cárcel de agua, pero tantos años de girar sin parar los había convertido en un hermoso caracol donde apenas asomaba la piel ocre de Múbilus y el vestido blanco de Näutia, éste caracol pudo por fin nadar libre convirtiéndose en una de las mas hermosas flores de mar.

Pasaron los siglos, la isla de Taathra se hundió en el mar y la tierra ya no se parece a lo que era, vinieron las guerras y el dominio de los hombres.

Pero todavía en estos días, los hombres del mar admiran y rinden honor a la flor de mar, la bautizaron Nautilus, uniendo los nombres de los amantes, y es así que Näutia y Múbilus son ahora uno solo por toda la eternidad, tejidos en la red de su amor, y si se escucha con atención en su interior, es posible reconocer la hermosa voz de la doncella llenando los profundos mares y abismos de allá.

4 comentarios:

  1. No se si ponerme feliz o triste por el desenlace de la historia, pero es buena!

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  2. Hola Tumblebug, mi nombre es Isabel Menéndez, soy narradora oral y te escribo porque me encantó esta historia.
    Te felicito porque en ella está toda la estructura de los cuentos de tradición oral, los cuales son mis favoritos para narrar. No se si el autor eres tu, si es así, sería bueno que lo pongas al final de la historia....realmente es maravillosa!!....te felicito por este cuento!!!

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  3. Isabel, Muchisimas gracias por tu tiempo y atención, tanto las historias como las ilustraciónes son mias, tus palabras son gasolina para todo aquel que gusta de escribir historias!, yo también intento contar historias, pero me falta mucho por aprender, y creo que la única manera es el intercambio de experiencias, por lo que trato de estar pendiente de gente como tú, Saludos!

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Provengo de una familia donde la épica y la fantasía se mezclan con la realidad, crecí escuchando histórias fantasticas de mi abuelo en las profundidades de la Huasteca, mas adelante me cautivaron toda clase de libros con historias de tierras lejanas y personajes asombrosos, comencé a escribir desde los 9 años, durante la adolescencia me entregué a la literatura épica y fantástica y de alguna manera mi vida se contagió y las histórias comenzaron a suceder delante de mis ojos. Al convertirme en padre y tener la oportunidad de contar cuentos e histórias estalló dentro de mí una fascinación por crear, ilustrar y musicalizar cuanta história brotaba de mi cabeza o la de mis hijos, el día de hoy me doy cuenta de que mi propia vida es el mejor lugar de donde sacar historias y gozo profundamente al plasmarla en alegorías con imágenes, textos y musica.