domingo, 31 de marzo de 2013

Próxima presentación de Tumblebug y El Alquitrán





Muy queridos amigos, como parte de la gira que estamos haciendo por la hermosa ciudad de los palacios, tendremos nuestra próxima presentación el miércoles 3 de Abril.

La primavera en las tierras de Allá


¡No se la pierdan!



jueves, 21 de marzo de 2013

La Caja de Historias

¡Por fin llegó la primavera! y para celebrarla, que mejor que una historia. No me gusta dar mucho preambulo a las historias, ellas hablan por si solas, aquí les dejo ésta que me llegó de muy lejos.







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martes, 19 de marzo de 2013

El Teatro de Sombras de Tumblebug

No te pierdas, en el marco de la gira de Tumblebug y el Alquitrán:

"Por el Lago del ombligo de la Luna"

EL Teatro de Sombras de Tumblebug


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viernes, 15 de marzo de 2013

La Tarde desnuda




¡Hola! soy Tumblebug, y hoy te quiero hablar desde un ángulo un poco mas personal. Hoy no te voy a contar una historia de alguna persona que viva en un lugar muy lejano. 
Hoy te voy a contar una historia muy personal.

Ese que ves en la foto soy yo ¡Si! con esa cara de bobo ¿y sabes por que? por que en ese momento tenía el alma llena de asombro y admiración al darme cuenta de que estaba frente a algo que es millones de veces mas grande que yo y cualquier cosa que pueda imaginarme.

Si me conoces sabrás que siempre llamo al bosque como mi padre y es que, ¡así es!
Mi padre biológico murió unos años atrás, fue un gran hombre ¿sabes? por su educación era un hombre conservador, acostumbrado a seguir las cosas al pié de la letra, siempre con la ética y la moral como rígida pauta para todo lo que había que hacer.

Soy el menor de varios hermanos y como tal, me tocó ser el mas berrinchudo, siempre llevando la contraria, lo que me ganó muchos disgustos con mi padre.

Pero no te quiero hacer la historia muy larga, en pocas palabras: 

A mi papá se lo comió el cáncer y dos días antes de morir, lo acompañé durante toda una noche, platicamos de todo lo que nos gustaba y lo que no nos gustaba, recorrimos, durante la madrugada, 40 años de historia y al final, me dijo que estaba muy satisfecho de su vida, que estaba tranquilo y el regalo mas grande que me hizo fue, al final de nuestra larga charla, cuando ya había amanecido, puso su mano sobre mi hombro y me dijo:

"Estas loco y haces cosas con las que no estoy de acuerdo, pero eres feliz con los tuyos y eso me hace muy feliz, no dejes de hacerlo, es mas, ¡hazlo con todas tus fuerzas!"

Mi padre se murió dos días después y jamás he conocido a alguien que se haya ido con tanta paz y con tanta alegría en el corazón, desde entonces algo increíble pasó, comencé a sentirlo en el aire, en el crujir de los árboles, en el murmullo del agua, y cada vez que entro en el bosque, lo escucho y lo siento, poniéndome su mano de nuevo en el hombro, diciéndome, ¡No dejes de hacer las cosas que haces! y su amor junto con el de todo el universo me llena el corazón.

Siempre me gustó el bosque, pero ahora hay algo tan fuerte y tan especial, que no puedo alejarme de el.
De estas experiencias nació "La tarde desnuda" espero que con todo este paquete emocional (que espero hayas entendido) leas este pequeño escrito con todo lo que tiene.

¡Gracias Papá!



La Tarde Desnuda

Es ya de tarde, en solo unos minutos comenzará a llover; una tarde de esas calmadas no muy húmeda todavía, aunque el aire ya huele a tierra mojada. 
Sopla una leve brisa, de esas que no dan frío y refrescan el alma. Estoy cansado pero tranquilo, me desnudo y por instinto quedo tendido sobre la hojarasca; aspiro, y al hacerlo el bosque hecha sus raíces por mis entrañas, la piel se endurece y encrespa hasta convertirse en corteza, pequeños líquenes en mi cuerpo se erizan al fundirse con el bosque.

Los pájaros cantan tranquilamente, más que de costumbre, como queriendo oír, oír el agua cayendo antes de tocar las copas de los árboles. Los insectos revolotean como zonzos junto a mi cuerpo, adoran estos momentos así que se toman su tiempo, salen de entre la hojarasca, de los troncos caídos y de abajo de las piedras para sentir, sus millones de conciencias hacen eco en mi mente, hacen a un lado su laboriosa agitación para susurrar tranquilos una plegaria de agradecimiento a las nubes.El sonido de un trueno retumba levemente pero no lejano, justo sobre mí,  primero muy quedito, seduciendo a los arboles, y estos responden moviéndose inquietos, como rogándole a las nubes:

-¡Suéltenla!, ¡Suéltenla ya!

-De pronto…..-¡Tic!- Suena entre la hojarasca. 

¡Y otro más!  -¡Tic!-, cada vez más frecuentes:

-¡Tic!, tic, tic, pequeñas gotas mudas que no son ni siquiera llovizna, condensación del vaho de una nube aspirando, el preludio de un chaparrón.



martes, 12 de marzo de 2013

Tres mil Aztecas

Muchas cosas están pasando en mi quehacer como contador de historias y me tomo un respiro para traerles una historia y pedirles un favor.
La historia "Tres mil Aztecas" es una obra que sale un poco de mi estilo acostumbrado de escritura, y ya que camino sobre terreno desconocido, puede que mi narrativa no sea muy clara, agradeceré que después de leerla me platiquen si es que la historia es clara.
La historia nació en un ejercicio dentro del taller de literatura donde me pidieron escribir una historia basada en el cuento "El Dinosaurio" de Augusto Monterroso.

Eso es todo, agradeceré infinita mente sus opiniones.




Tres mil Aztecas.



                       -¡Buenos días Monsieur Monterroso! El Emperador anda un poco ocupadito, ahorita lo recibe, ¿Gusta una copita de vino mientras lo espera?, ¡tenemos un “Chateau du Guadalup” de California delicioso!

Dijo la recepcionista que lucía el corte de moda, muy al estilo de Cleopatra, Monterroso prefería las largas y lacias cabelleras que usaban las mujeres en los setentas.

-Muchas gracias Mirelle, así estoy bien.

El licenciado Monterroso se sentó en el exquisito sillón de piel que había en la antesala del despacho, por la ventana se apreciaba la hermosa metrópolis. Anchos canales de agua cristalina que comunicaban la gran capital del imperio; masivos palafitos como arañas sobre el lago que sostenían palacios de más de setenta pisos de altura. La columna de la independencia enmarcada por el paseo de la Reforma; Monterroso recordaba perfecta mente el día que iniciaron los trabajos de su construcción, habían tenido que hincar los pilotes de madera varias veces pues éstos se curvaban y desviaban todo el tiempo.

-¿Qué nuevos negocios lo traen por acá Señor Monterroso? El Emperador siempre se entusiasma con las cosas que usted le trae, francamente, no creo que el imperio cuente con un proveedor semejante a usted.

La boca de la linda chica parecía brincar en su delicado rostro, pintada de esa manera, con colorete solo en la parte central de los labios, haciéndolos parecer un corazoncito diminuto.
Augusto Monterroso se había posicionado, desde hacia varios años, como el principal proveedor de tecnología para el imperio Mexicano, comenzando por infraestructura urbana, armamento, comunicaciones, procedimientos administrativos y muchas otras disciplinas, aunque su negocio era de carácter privado, era considerado uno de los pilares primordiales del imperio; pero la visita de hoy no tenía nada que ver con nuevos ordenadores digitales, ni con especies transgénicas, Monterroso tenía un nudo en el estomago, ese nudo que solo el terror y la angustia saben tejer en el cuerpo de los hombres; no sabía exactamente cuánto tiempo le quedaba, debía conseguir a toda costa tres mil Aztecas, la hermosa moneda de oro de especial aleación, que solo el Emperador podía emplear, el mismo Monterroso la había diseñado a partir de de un doblón español que le llamó la atención en la feria mundial de Sevilla en el noventa y dos.
-¡Malditas Jeringas! Pensó Augusto mientras se miraba el antebrazo, un diminuto punto rojo se alcanzaba a ver en su piel.

-No Mirelle, hoy vengo a verlo por un asunto personal, ¿Se irá a tardar mucho?

-Tal vez; se encuentra en sesión con el Arzobispo Larrainzar, usted sabe que a veces se toman mucho tiempo en sus “asuntos”

Contestó Mirelle guiñando el ojo, era más que sabida la intima relación que el Emperador y el Arzobispo sostenían.
Augusto se acomodó en el sillón tratando de fingir una sonrisa; miró el reloj de pared detrás del escritorio de la recepción, eran las once treinta y seis de la mañana, bonito reloj era aquel, él mismo había creado esa línea de relojes, los había visto en e-bay; además de dar la hora, desplegaba en una pequeña pantalla. La fecha y las fases de la luna, todo enmarcado en un hermoso cajón de madera tallada con motivos vegetales:

-Diez y nueve de junio de mil novecientos veintitrés.

 La luna estaba en cuarto menguante; en su mente se cristalizó el recuerdo clarísimo en esta misma fecha, pero de mil ochocientos sesenta y siete; habían fusilado al Licenciado Juárez, que ironía, el mismo Monterroso le había puesto la pañoleta en los ojos.
-¡Ah!, ese infeliz de Benito. Pensó Augusto, quería formar una república, aquel mismo día había caído el partido liberal.

 -¡Que fácil fue!

Con eso de que Benito era espiritista, Monterroso había hecho públicas sus esotéricas practicas, gracias a eso, Juárez y su partido habían perdido credibilidad ante la esfera de poder y el gobierno de los gringos, después todo había sido muy fácil, una cosa llevó a la otra terminando por la pena máxima por traición.

-¡Qué gran gloria para el imperio!

 Desde entonces todo fue miel sobre hojuelas para Monterroso, ¡lo había logrado! Después de tantos esfuerzos y experimentaciones, Maximiliano resultó ser un gran emperador, no podía decir lo mismo de su nieto quien se besuqueaba del otro lado del cancel con el Arzobispo primado del Imperio Mexicano haciéndolo esperar en un momento tan crucial.
El ruido que Mirelle hacia en el teclado lo arranco de sus cavilaciones, miró la pantalla de plasma, la chica chateaba a sus anchas.

-¡Estas redes sociales son una porquería! terminarán por dar al traste con la conciencia de la nación que tanto le había costado a Augusto llevar hasta el primer mundo, pronto tendría que hacer algo para erradicarlas.

 -No será difícil; la reflexión le trajo de nuevo el nudo que ahora apretaba más fuerte.
Miró de nuevo la ventana, el Gran Monoriel urbano pasaba por las faldas del cerro de Chapultepec, era increíble, no emitía ningún ruido, solo un leve siseo.
-¡Igualito al de Disney World! Que bonita había sido la inauguración, recordaba el listón tricolor que cortó el Emperador, después los cohetes y la algarabía en toda la ciudad.

-Ni Marcelo con su fiesta de Bicentenario se había acercado a aquel magno evento.

De pronto vino el característico mareo acompañado del escalofrío, no le quedaba mucho tiempo, se levantó del sillón y caminó en círculos por el salón, pensó en la manera de convencer al Emperador para que le diera las preciadas monedas.

¡Qué difícil!, ni toda su fortuna podía sacarlo de aquel tremendo embrollo, y es que… no podía permitir que le ocurriera de nuevo, no podía volver a entonces, no sin un medio seguro de regresar al México Imperial.

Recordó aquel gran día, cuando todo comenzó, justo detrás de Torre Mayor, caminaba por la calle de Río Elba cuando se encontró con aquel indigente tirado en suelo, la piel oscura de mugre. Los dientes negros y cabello como estopa, tieso y sucio, aquél sucio hombre le había mostrado el modo de poder realizar todos sus sueños.

-La quincuagésima parte de un mililitro por cada cien mil años. Había dicho el hombre.

- ¡Maldita sea! Y es que las jeringas de acá no estaban tan bien graduadas, y para colmo de males, le había tocado una jeringa defectuosa. El mismo lo verificó después de inyectarse, y había herrado por veinte mililitros.

 -¡Veinte mililitros! Pero era demasiado tarde, no podría evitar volver a aquella caverna donde se había refugiado aquella vez, lo que si podía hacer era afanarse un boleto de regreso al México Imperial por el que tanto había trabajado.

Tres monedas de mil Aztecas, correctamente radiadas y sublimadas serian suficientes para destilar el preciado elixir, y eso si, una nueva jeringa, bien graduada.
Otro mareo lo tiró al piso, y esta vez vino con una serie de convulsiones, Mirelle olvidó el chateo y corrió junto al pobre de Augusto.

-Monsieur Monterroso! ¿Está usted bien?  ¡Auxilio!, alguien ayúdeme!

Ojos en blanco, la espuma saliendo por la boca y todo tornándose oscuro, pensamientos vertiginosos por su cabeza:
 El Emperador, la Reforma, el hoy no circula, Salinas de Gortari, el terremoto de 85, la intervención francesa…

¡Alto! Y perdió el sentido.

Jurásico ciento sesenta millones de años atrás, de vuelta a la caverna donde se había refugiado la primera vez que había viajado con el extraño elixir, en aquella ocasión tampoco había medido bien la jeringa.


Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.




¡Tiremos todos juntos de la cuerda!!

¡Tiremos todos juntos de la cuerda!!
Una historia para mi hermosa tierra: México

Tómate tu tiempo para viajar a Allá

Tómate tu tiempo para viajar a Allá

Es Tiempo de la Nueva Revolución

Es Tiempo de la Nueva Revolución
La Revolución de la humanidad, La revolución de tus sueños

¿Estas dispuesto?

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Viajar sin límites es mas fácil de lo que crees

Está mas cerca de lo que crees

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Provengo de una familia donde la épica y la fantasía se mezclan con la realidad, crecí escuchando histórias fantasticas de mi abuelo en las profundidades de la Huasteca, mas adelante me cautivaron toda clase de libros con historias de tierras lejanas y personajes asombrosos, comencé a escribir desde los 9 años, durante la adolescencia me entregué a la literatura épica y fantástica y de alguna manera mi vida se contagió y las histórias comenzaron a suceder delante de mis ojos. Al convertirme en padre y tener la oportunidad de contar cuentos e histórias estalló dentro de mí una fascinación por crear, ilustrar y musicalizar cuanta história brotaba de mi cabeza o la de mis hijos, el día de hoy me doy cuenta de que mi propia vida es el mejor lugar de donde sacar historias y gozo profundamente al plasmarla en alegorías con imágenes, textos y musica.